martes, 31 de diciembre de 2013

EL AÑO DEL COHETE

Hace menos de un año que pusimos en marcha el proyecto editorial El Verano del Cohete. Ocho meses para ser exactos. Pero en estas fechas toca hacer cosas tan arbitrarias como recuentos, listas y valoraciones, cuando, con total seguridad, no tendrán una relación directa con la realidad. Repito: El Verano del Cohete no cumple un año y, aunque lo hiciera, tampoco estoy seguro de que fuera indicativo de nada.

Pero lo cierto es que para nosotros estas fechas sí tienen un significado concreto. Cerramos un ciclo determinado, el de la autoedición, para abrir otro en las mismas fechas del anterior: mayo (de 2014) será la puesta de largo de la otra cara del cohete, la de los libros en los que ejerceremos de editores per se.

Para ver con cierta claridad la idea que nos propusimos hace ya más de un año, para poder valorar si estamos tirando por el camino correcto o estamos metiéndonos en fango hasta el cuello, me temo que tendremos que esperar hasta que termine el año que empieza mañana. Y puede que cuando lleguemos a ese punto tampoco podamos valorar gran cosa. O sí.

Lo que sí podemos es mirar el camino recorrido y ver si se parece en algo a lo que planeamos, tomar nota de los errores y trabajar para el día en que toque hacer un verdadero examen general. Ponerle una nota al proyecto. Y esta nota se la pondremos nosotros. Vosotros, lectores, espero que saquéis papel y lapiz con cada libro, en cualquier momento del año. Sin tregua y sin mirar si hicimos bien la distribución, si nuestra web era lo suficientemente atractiva, si conseguimos que los medios nos hicieran caso o si dimos mucho o poco la brasa en las redes. La nota de corte la tendréis que poner allí donde una historia os funcione mejor o peor. Y nosotros ahí, me temo, ya no pintaremos nada.

El Verano del Cohete despide 2013 con muy buenas sensaciones, con una pequeña parte del camino recorrido, con cosas que arreglar o pulir y con la promesa de que ya estamos trabajando en ese segundo ciclo del que hablaba al principio. A primeros de año daremos más detalles, pero es justo enseñar la patita por debajo de la puerta.

Había ganas de colores y risas después de tanto romanticismo alemán, orfanatos, monstruos y asesinos. Lo pensamos mucho y dijimos: LOREN.


Pero la cabra tira al monte, aunque este se encuentre en Italia.


Y con este no balance se despide El Verano del Cohete. 
No se olviden: las notas, en el corcho aquel al final del pasillo de 2014.

Feliz año.